La crisis económica, además de provocar que se subrayen factores materiales como el precio y las ofertas, ha potenciado que las marcas apelen a su instintos más básicos, como sacar a relucir las deventajas de los productos de la competencia.
Cuando la situación financiera aprieta, las técnicas publicitarias se vuelven más agresivas, así que las marcas dan nombres de los rivales y, después, critican.
La técnica tiene una denominación: 'publicidad comparativa', es decir, 'ensuciar' la imagen del competidor y salir beneficiado en la comparación. Un ejemplo: el café de Dunkin' Donuts, en sus nuevos spots en EE.UU. propone un test a los consumidores en el que deciden si les gusta más su café o el de la marca Starbucks, el líder en norteamérica.
Huelga decir que el público del anuncio elegía Dunkin' Donuts. Pero la campaña no acaba aquí. En la web, el eslogan es 'Dunkin vence a Starbucks'.
Los casos, como expone el diario 'The New York Times' abundan: Apple se burla de los sistemas operativos de Microsoft; la cadena Fox de una de las estrellas de la CNBC; Burger King menciona a McDonald's y Wendy's...
No suponen una novedad, pero las campañas comparativas han crecido con mucha fuerza em los últimos tiempos. En la mayoría de las legislaciones publicitarias del mundo sólo hay una condición: que las cifras no engañen.
Vía El Mundo
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