Circula por Internet una historia con moraleja. Érase una vez un hombre en paro que fue a pedir trabajo a Microsoft como limpiador. Le dieron el puesto, pero como no tenía cuenta de correo electrónico ni posibilidad de acceder a Internet desde su casa, la empresa decidió renunciar a sus servicios.
Si no existía en la red, era como si no existiese en ninguna parte. El hombre salió desesperado de la sede de Microsoft y se gastó sus últimos euros en comprar fruta. La fue vendiendo de puerta en puerta y consiguió volver a casa con varios euros de más. Continuó así durante días y el negocio prosperó tanto que se compró una moto.
Después, cambió la moto por una camioneta, más tarde por una flota de camiones, y así hasta crear un gran imperio de la alimentación. Pensando en la jubilación, el antiguo hombre en paro fue al banco para contratar un plan de pensiones. El empleado de la entidad le pidió el correo para enviarle la propuesta y el empresario le dijo que no tenía dirección en Internet.
El oficinista, muy asombrado, exclamó: “¿Y ha creado ese imperio de la nada sin correo electrónico? ¡Imagínese lo que hubiera conseguido con un email!”. Así que el magnate de la alimentación contestó: “Estaría limpiando retretes en Microsoft”.
Muchos empresarios españoles podrían haber inspirado esta historia. Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, empezó cuidando vacas. Después, se compró un coche para transportar a los inmigrantes. El negocio prosperó y el coche se transformó en una furgoneta, que después fue un autobús, que después se convirtió en una flota de autocares, que después fue de aviones y que hoy es uno de los mayores grupos turísticos de España, con marcas como Air Europa y Halcón Viajes.
Ni Internet nos hace más listos, ni el email convierte la fruta en imperios de la alimentación, ni los ordenadores provocan que los coches se transformen en gigantes turísticos, pero, en estos tiempos sin cobertura, la tecnología se ha convertido en el gran aliado del futuro.
Puede que no le suenen palabras como HTC, Android, Smartphone y Full HD, pero sepan que son los indicadores de que no nos hemos paralizado del todo. Pertenecen al mundo de las telecomunicaciones, que ha girado esta semana en Barcelona para dar aire a una economía acalorada.
En este escenario de chips y bandas anchas, han actuado las empresas que siguen inventando. Al menos durante unos días, el sector de las tecnologías y las telecomunicaciones nos ha hecho despertar de nuestro letargo y nos ha recordado que la innovación no es una opción. Para estas compañías del siglo XXI, no hay caída de la demanda ni sequía crediticia que justifiquen un recorte en el presupuesto del departamento de investigación y desarrollo.
El mejor invento que salga de sus paredes siempre estará por descubrir. Esta mentalidad debería ser contagiosa, porque tendría que ser la única. Podremos despedir a todos los empleados, podremos cerrar miles de empresas y podremos rebajar los sueldos, pero ninguna de estas medidas solucionará el futuro. O nos tragamos el chip de la innovación, o estamos perdidos. Y, para eso, no hace falta correo electrónico.
Publicado el 20-02-2009 , por Clara Ruiz de Gauna en Expansión
1 comentario:
Excelente articulo sobre las tendencias tech ;-D
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