Según la definición que da la Real Academia de la Lengua Española, publicidad es “la divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores, usuarios, etc.”, estando entre sus funciones principales la persuasión y la notoriedad. Sin embargo, en este terreno, muchas veces prima aquel dicho que afirma que “lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal”…
Eso es lo que deben pensar las agencias que crean las campañas de la firma de moda Dolce&Gabbana. Si en 2007 uno de sus anuncios (en el que a una mujer postrada en el suelo un hombre le sujetaba por las muñecas ante la atenta mirada de otros cuatro) fue acusado por asociaciones de mujeres y consumidores de sexista y de incitar a la violencia de género y, finalmente, fue retirado en España e Italia, la campaña de 2009 parece que no va a quedarse al margen de la polémica.
Sin haber visto todavía la luz, las fotografías que ha tomado Steven Klein para la próxima colección masculina de la marca italiana ya están dando que hablar. En el cartel, se verá a varios hombres de rodillas, rezando, por lo que los diseñadores se han adelantado a la opinión pública y han declarado en el diario “La Stampa” que “seguramente dirán que ofendemos a la religión. Sin embargo, puede ser interpretado como una vuelta a los valores”.
Valores es de lo que se trata también en otra de las campañas que más ampollas está levantando en las últimas semanas en nuestro país. El desembarco en las calles de Barcelona y, en los próximos días, en las de Madrid del que ya se conoce como “el bus ateo” ha reabierto el eterno debate entre creyentes y antirreligiosos. Bajo el lema “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”, la Unión de Ateos y Librepensadores busca hacerse “visibles, para evitar que las confesiones religiosas sigan imponiendo sus normas morales y sus intereses particulares al conjunto de la sociedad”. Tanto revuelo se ha formado, que su iniciativa (que se reducía a dos líneas de autobuses en la capital y otras tantas en la Ciudad Condal pero que se ha propagado con rapidez por todos los medios de comunicación) ya tiene respuesta desde la Iglesia Evangélica y el Centro Cristiano de Reunión, que va a lanzar otra campaña similar.
El cartel de la película “Diario de una ninfómana” no pasó desapercibido a nadie y, en diferentes lugares, el original tuvo que modificarse por ser “demasiado explícito”.
Tampoco quedó el público indiferente ante el reclamo publicitario que la discoteca Pachá Valencia utilizó para promocionar una fiesta veraniega. Las alarmas saltaron cuando se anunció que, entre las asistentes, se sortearía una operación de cirugía estética. Asociaciones de mujeres, colectivos médicos, consejerías del Gobierno… las protestas sonaron fuerte y, una vez más, la empresa tuvo que rectificar y retirar la campaña.
Con la salud también jugó la firma de moda Nolita. Aunque su publicidad “No… anorexia” pretendía ser un alegato contra esta terrible enfermedad, la espeluznante visión de Isabelle Caro, una “modelo” de 31 kilos, completamente desnuda hizo correr ríos de tinta. Sin embargo, el autor de las imágenes, Oliviero Toscani, ya estaba acostumbrado a la polémica, pues su firma figura también tras las siempre discutidas
campañas de la firma Benetton.
Pero las controversias publicitarias no son nuevas. Mucho dieron que hablar en nuestro país hace unos años unos enanos que caían del cielo al ritmo de “It’s rainning men” para anunciar la “tarifa mini” de la compañía telefónica Amena. Tanto, que las reivindicaciones de diferentes asociaciones de minusválidos sirvieron para que se dejara de emitir en los medios.
El famoso “efecto Axe” no consiguió el resultado pretendido entre las mujeres y fue prohibido en RTVE en 2002 por ser “degradante para el género femenino”. Además, hace unos meses, volvió a ser retirado del circuito mediático por las protestas de diferentes colectivos de enfermeras.
La Federación de Gays, Lesbianas y Transexuales se han tenido que movilizar en varias ocasiones contra emisiones publicitarias que les daban un “trato vejatorio”, como ocurrió en el caso de la Cerveza Águila Amstel, que retiró en julio de 2002 un anuncio en el que se demostró “la denigración de la figura” de estos últimos. También por motivos de identidad sexual, los hay que se mostraron ofendidos, y así lo manifestaron de manera masiva en la blogosfera norteamericana, con una campaña de Nike en la que se podía leer el slogan “Eso no está bien” impreso sobre una imagen en la que un jugador de baloncesto hacía un mate en la cara de su rival, quedando la cabeza de este último entre las piernas del primero. Finalmente, el gigante del deporte retiró las vayas publicitarias que tenía en las calles norteamericanas.
Y es que, el sexo es un reclamo tan recurrente como polémico en publicidad. A la casa Yves Saint Laurent se le acusó de rozar la pornografía con la imagen que ilustraba el anuncio de su perfume Opium; a Dolce&Gabbana, de mostrar alegorías fálicas en sus anuncios; y muchos se escandalizaron al ver la pose del actor y modelo Mark Wahlberg en un anuncio de ropa interior para Calvin Klein.
Firmas de moda, ideologías y confesiones religiosas, marcas de bebida, operadores telefónicos, productos cosméticos y de higiene… Parece que nadie queda al margen de la polémica cuando de publicidad se trata. Ni si quiera el propio Estado, que vio el pasado mes de septiembre cómo tenía que retirar su campaña de Letras del Tesoro por culpa de “las croquetas de Puri”.
Y es que, en la cuña radiofónica, se escuchaba a un amante esposo decirle a su psicóloga que “¿dejar a mi Puri? ¡Pero tú estás loca, si mi Puri es lo más grande! Cómo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri…”. La Ministra Aído, a petición de una diputada del PP, decidió retirarlo de inmediato pues “está en la línea de los estereotipos más discriminatorios y alejados de una sociedad democrática y es más propio de un país donde las mujeres ocupan un lugar subordinado en la familia”.
Por Ana Calvo para Ideal
1 comentario:
La publicidad debe cumplir con su función de dar a conocer y vender, pero siempre respetando los derechos de todos y cada uno de los colectivos que convivimos. Esto tampoco quiere decir que haya que sacar las cosas de quicio y quejarnos por todo. Hay que buscar un punto medio, como casi todo en esta vida.
Saludos,
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