Leticia Rita, Pablo Madrazo, Besay Fernández y Enrique Santos llegaron a Barcelona este septiembre para estudiar un curso de creatividad publicitaria en la escuela Complot, en el barrio Gótico de Barcelona. Tras tres meses de eslóganes, estrategias de mercado y campañas de publicidad, decidieron poner en práctica sus habilidades para trasformar un mensaje que veían fracasar a diario, porque no conseguía llegar a casi ninguno de sus destinatarios potenciales. Apenas ningún peatón se paraba a hablar o dar una moneda a los indigentes del centro de la ciudad, que veían a diario sentados en la acera con frases escritas en carteles de cartón.
"Hay un mito muy famoso que siempre se explica en las clases de publicidad de todo el mundo, el cuento del creativo y el ciego", explica el tinerfeño Besay Fernández. La historia ejemplifica cómo un mensaje ingenioso puede captar la atención y modificar la actitud de los receptores. "Pensamos: Bueno, si el mito es cierto, ¡servirá para algo más que para vender yogures!", comenta Fernández. Así nació su proyecto, que bautizaron como Dreaming The Same (Soñando lo mismo).
Justo antes de terminar su estancia y regresar a sus casas –en Zamora, Hungría, Tenerife y Madrid, respectivamente–, los cuatro jóvenes creativos, de entre 23 y 33 años, crearon una web y un grupo de Facebook. Un primer vídeo lanzaba el reto: localizar una persona sin techo en el propio entorno, acercarse a hablar con ella, conocerla y proponerle una nueva frase o idea para su cartel, con la que se sintiera cómoda. A continuación grabar un vídeo de las reacciones de la gente, con cámara o móvil. "Primero lo difundimos sólo entre los ex alumnos de la escuela, pero empezó a correr entre amigos de amigos, blogs, redes sociales…", cuenta el tinerfeño. En dos meses han recibido 200 peticiones de información, 240 adhesiones al grupo de Facebook y una veintena de vídeos elaborados por jóvenes de Europa y Sudamérica. Cuatro de los rediseños han tenido lugar en Barcelona.
Han ido gestionando el inesperado feedback desde sus casas, a distancia, y han regresado a Barcelona este enero para reencontrarse y resumir en un vídeo final (con banda sonora indie) la experiencia. Tanto este vídeo como las aportaciones individuales han corrido como la pólvora por Youtube y Facebook. Algunos carteles tienen un gancho innegable para buscar monedas sueltas, como una porra múltiple sobre el Barça-Madrid o una alusión a las fuentes en las que se piden deseos. Otros eslóganes buscan la emotividad ("Sentimos el mismo frío, pero yo esta noche compartiré cama con él"), recogen ecos del 15M ("Los políticos te roban, al menos yo te lo pido", "Yo también quiero que las cosas cambien") o interpelan con sarcasmo al peatón ("Bienvenido a mi casa, perdona si no tiene techo", "¿No tienes suelto? También acepto tarjeta o Pay-Pal").
No saben qué continuidad tendrá su idea, pero de momento rehúsan vincularse a oenegés dedicadas a la indigencia y sospesan convocar una segunda edición, aunque dejarán pasar un tiempo para que se asiente lo vivido. "La experiencia y las reacciones recogidas han sido increíbles. La mayoría de 'sin techo' están acostumbrados a que nadie les haga caso ni les hable, así que la mayoría recibió con alegría la propuesta. Algunos, sin embargo, han vivido experiencias muy duras y se han cerrado un poco en sí mismos", relata Fernández. Y añade: "El cambio de actitud en la gente se notaba al momento, se paraban mucho más, les sonreían, alguno incluso se acercaba a decirles algo dulce".
Son conscientes que su proyecto levanta también reacciones menos benevolentes y que hay quien ve su iniciativa como un divertimento naïf o un acto de hipocresía. "Sabemos que no les vamos a cambiar la vida con un cartelito, por supuesto que no, pero sí que podemos incitar al debate, llamar la atención general, visibilizar que la indigencia existe y está muy cerca", defiende. "Además, de divertido no tiene mucho, la verdad, requiere un esfuerzo creativo, un tiempo y un acercamiento a una realidad de la que solemos pasar de largo", responde.
Aquí el vídeo recopilatorio:
Vía La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario